Un mensaje de cuatro palabras a mi móvil acababa con una época de mi vida. "El cata está vendido".
No podría decir cuánto tiempo ha estado el barco en mi vida pero han sido muchos años. Más de diez. Son muchos veranos, muchos inviernos, muchas decisiones tomadas en un duerme-vela mecida en su red, erizos, medusas, caballas, pulpos...
Vender el catamarán ha sido una decisión difícil , el fin de una era que intento ver de forma positiva y hacia adelante: ahora empieza otra.
Que sea disfrutado como se merece.
1 comentario:
Solo queda desearle un buen viaje...tal vez vuelvas a cruzártelo por tu mar, Niña.
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