Últimamente me siento abrumada. La gente me molesta, el ruido me molesta, el calor, el frío, las sorpresas, no tener nada que hacer, tener algo que hacer, tener sueño, no tenerlo, estar preocupada por algo, no tener preocupaciones, comprar billetes para irme a Barcelona, no poder irme antes, tener que ir hasta allí, vivir en Madrid.
Puede que por eso tenga un sentiemiento extraño de melancolía dentro de mí y no consiga desprenderme de él.
No me gusta Madrid, cuando llegué aquí pensaba que eran tonterías y que esto ya se me pasaría. Pero no. Llevo 13 años vivendo aquí y me despierto todos los días soñando con estar cerca del mar y de una persona que se me quedó por aquellos lares. Y no digo que esta ciudad no me haya traído cosas buenas porque no sería verdad. Me ha ofrecido las mejores cosas que tengo en mi vida, que he tenido, vivido y sentido y me unen muchas cosas a ella que hacen que merezca la pena. Sé que, seguramente, si me fuera la echaría de menos.
Pero necesito sentir que tengo cerca la posibilidad de perder mi mirada en la inmensidad azul de sus aguas, quedarme embodaba sintiendo que pase lo que pase el mar va a seguir ahí, va aseguir meciéndose a sí mismo para siempre.
Aunque soy una persona a la que le gusta hacer planes creo que no sirve de mucho planificar algo como irme a vivir a una ciudad con mar. Todo dependerá del devenir de los acontecimientos; sobre todo una vez pase mi 5º y último año de carrera que empieza dentro de poco.
Un beso a todos